jueves, 7 de junio de 2012

6.- DON CESAR MORO (Semblanza anunciada)



DON CESAR MORO  (Semblanza anunciada)

Ignacio Mª Domínguez

Villavieja de Yeltes fue quizá, durante algún tiempo, el pueblo de la diócesis civitatense más fecundo en vocaciones sacerdotales.  Allí precisamente nació nuestro biografiado en el año 1906. Cursa sus estudios en el seminario de San Cayetano y después en la Universidad,  licenciándose en Derecho Canónico, ordenándose sacerdote en 1929.
La jerarquía le confía, sucesivamente,  la atención de las parroquias de Saldeana, La Fuente de San Esteban , y finalmente la de El Sagrario (Cerralbo) en la capital de la diócesis.

Durante la década de los años 40 desplegó D.César en Ciudad Rodrigo una intensa y plural actividad que solo una persona de su talla intelectual y de su generosa entrega vocacional podía desarrollar. Simultaneó el ejercicio de varios e importantes cargos con acierto y responsabilidad: Titular de la que fuera la parroquia más importante de la diócesis; profesor del seminario, consiliario de la Adoración Nocturna, domiciliada en su parroquia; canónigo de la Santa Iglesia Catedral y finalmente consiliario de la juventud masculina de acción católica de aquellos años cruciales de la post guerra y cuya intensa actividad merece, obviamente, nuestra especial consideración.

Al llegar a una edad provecta y examinar internamente nuestra trayectoria vital podemos descubrir las huellas de una especial influencia benéfica recibida gracias a otras personas y que han sido determinantes en nuestra peripecia vital por lo que le debemos eterna gratitud: así, la familia algún profesor, religioso, sacerdote, empresario, asesor, amigo, etc… Pues todos aquellos jóvenes de los años 40 creo estamos incursos en esta grata experiencia y obligados a profesar este testimonio de gratitud a nuestro mentor Don César.

Todo el programa de actividades incluidas competiciones organizadas se realizaba en unos amplios locales cedidos graciosamente por la Obispado: billar, ajedrez, ping pong, baloncesto, biblioteca fomentando la lectura, actividad teatral que se desarrollaba en el primer piso (hoy cine juventud) donde siempre permanecía montado el escenario; misas, conferencias, círculos de estudio, etc… También se editó un boletín informativo, VITA NOSTRA, que a modo de modesto periódico recogía las crónicas de las actividades celebradas y anunciaba las siguientes; También se añadía una especie de artículo editorial siempre de carácter religioso.

Cabe recordar en esta crónica a la señora Salva, persona que vivía en la planta baja y era la encargada de distribuir entre los jóvenes, mediante pequeñas cuotas, los objetos de los juegos, especialmente las bolas de billar. Vivía con su marido de mucha edad y en silla de ruedas. Ella nos trataba con gran cariño a pesar de alguna de nuestras travesuras, pero siempre le correspondíamos con gran respeto y confianza. Hoy la recordamos con especial cariño y gratitud.

Como en conjunto aquellos años de nuestra ya lejana juventud resultaron muy gratos, surgen espontáneas aquellos versos de J. Manrique:”…Cómo a nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fue mejor…”

Marchó Don César en 1950 donde realizó su actividad apostólica dedicando gran parte de su tiempo a la docencia en los seminarios mexicanos (Mérida, Jucatán México D.F.).

Durante los 17 años de su estancia allá no nos olvidó. A pesar de la distancia siguió vinculado a Ciudad Rodrigo, a través de La Voz de Miróbriga que se había iniciado (1952) estando él ya en México. Muchos artículos escribió distribuidos en dos secciones que tituló: “Mis Telepáticas” y “ Mis Charlas Balaríes” dedicadas a festividades y distintos temas variados ( moral, historia, sociología, etc…) que no han perdido actualidad; Leídos hoy son una delicia.

El año 1967 regresa a Ciudad Rodrigo donde falleció en Mayo de 1974, y siendo enterrado en el Panteón familiar del cementerio de Villavieja.

Procede, aunque sea a título póstumo y en nombre de tantos jóvenes que recibimos sus orientaciones, profesar nuestra profunda gratitud al virtuoso sacerdote que tanto trabajó, para transmitirnos en aquellos lejanos y duros tiempos, los principios y valores del Humanismo Cristino.

Y a sus familiares residentes en Salamanca y en Madrid les dedicamos idénticos sentimientos envueltos en una piadosa oración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario