jueves, 7 de junio de 2012

5.- MONARQUIA-REPUBLICA





MONARQUIA – REPÚBLICA
Por Ignacio Mª Domínguez
Una vez más me ha sorprendido el valioso hallazgo, en la biblioteca que heredé de mi padre, de un libro editado en Madrid (Luz y Vida S.A.) en 1935 y que lleva por título “POR QUE SOMOS REVISIONISTAS”   ( Los católicos frente a la Constitución de la República Española de 9 de Diciembre de 1931)  Autor: César Moro – Pbro. Licenciado en Derecho Canónico.
La simple lectura de la carátula cobra la máxima actualidad dadas las amargas circunstancias familiares que, como es sabido, afligen en estos momentos a la Corona. Las irresponsables declaraciones de algunos políticos que vienen apareciendo en los medios y la exhibición pública de ciertos símbolos (banderas) junto a otras agresiones dirigidas en sus viajes a los Reyes, parecen encaminadas a propiciar el establecimiento de otra forma de gobierno, o sea,  repetir aquella  2ª República,  cuya cámara aprobó, por mayoría, el día 9 de Diciembre de 1931, una Constitución sectaria y anticatólica.
En su libro nuestro Don César, con una argumentación muy bien fundamentada, dada su condición de canonista, impugna uno por uno los 14 artículos de esa Constitución que no respeta la libertad religiosa ni el reconocimiento de los derechos esenciales de la iglesia.
A guisa de prólogo escribe: “No habría pasado un mes de la proclamación de la República y la Gaceta de Madrid empezó a plagarse de disposiciones ministeriales persecutorias de la iglesia y de la conciencia católica: Libertad de cultos, secularización de los cementerios, supresión de la enseñanza de religión y de los crucifijos en las escuelas, prohibición a los gobernadores y al ejército tomar parte en actos religiosos, etc,etc.
Pronto aparecieron los frutos siniestros de estas disposiciones envenenando a las masas que – sigue el autor- “alentadas por la impunidad más absoluta y a veces con la complicidad de las autoridades, perpetraron las más incalificables salvajadas, crímenes y atropellos contra las personas y sentimientos religiosos que culminaron en aquellas jornadas trágicas del mes de Mayo en que la furia incendiaria de la plebe envilecida,  entregó a las llamas 54 templos y conventos y saqueó otros 76 en todas España, convirtiendo en espantable montón de cenizas y escombros obras maestras de la arquitectura, esculturas de las más hermosas, lienzos y cuadros del más alto valor histórico y artístico…”
Varios historiadores de prestigio afirman que estas conductas enfrentando a los ciudadanos provocaron la terrible guerra civil y en reciente entrevista a Don Carlos Robles Piquer (La Gaceta, 18 de marzo)  con motivo de la aparición de su libro “Memorias de las cuatros Españas” (República, Guerra, Franquismo y Democracia) este manifiesta: “ La República fue una calamidad y una catástrofe. Estuvo dirigida por gente poco responsable en su conjunto hasta el punto de que fue incapaz de sostener la paz, la estabilidad y el orden público lo cual llevó a gran parte de la población española de 1936 a desear acabar con aquello que desencadenaría la Guerra Civil. La República se encargó de dar razones más que suficientes a los que estaban de acuerdo con la guerra”.

 Si, como afirma Cicerón,  Historia est Magistra Vitae et testis temporum, cabe concluir que, dada la idiosincrasia de nuestro pueblo no resulta la República como la mejor forma de gobierno para España .
Y respecto al autor de este libro,  Don César Moro pienso que, dados sus  vínculos civitatense y mirobrigense, merecería una amplia biografía de su trayectoria vital, para la que no poseo suficiente documentación. Me limitaré, por tanto a recordar, en un próximo artículo al celoso Párroco de Cerralbo, al Docto Profesor, al Canónigo de nuestra Catedral y al entusiasta consiliario de aquella  nuestra, ya lejana,  juventud masculina de A.C. de los años 40 y su misión posterior en México.
CODA. Redactado ya este artículo aparece en televisión el Rey saliendo de la clínica donde ha sido operado de la cadera fracturada durante su última jornada cinegética en un país lejano. Y hace una declaración graciosa (toda vez que la persona del Rey es inviolable, blindada por el artículo 56 de la Constitución) pidiendo perdón por su equivocación, declaración que gran parte de la sociedad ha considerado ejemplar. Pues que sigan el ejemplo tantos políticos e incluso alguna institución que relaciona, innominadamente, en un reciente y buen artículo Carlos Herrera (ABC 20-04) y que lleva por título “Que cunda el ejemplo” . Pues que cunda…

Asocio a esta circunstancia el título de aquel drama de Rojas Zorrilla “Del Rey abajo ninguno” y visto el silencio de tantos responsables para pedir perdón podríamos modificarlo, con su permiso, para exigir “Del Rey abajo…TODOS”.



NOTA: Este artículo ha sido publicado en La Voz de Miróbriga de Ciudad Rodrigo  con fecha 27-04-2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario