lunes, 5 de noviembre de 2012

11.- EPISODIO MIROBRIGENSE




CONSIDERACIONES EN TORNO AL EPISODIO MIROBRIGENSE SOBRE LA INDEPENDENCIA    (I)

Ignacio Mª Domínguez


Como colofón a la crónica general descrita en los artículos precedentes, relativa a las conmemoraciones celebradas en nuestra ciudad sobre la Guerra de la Independencia, trato de reflexionar hoy sobre aquella conducta ejemplarizante de nuestros valerosos y admirados predecesores.
Observamos hoy en nuestra sociedad una crisis moral de los altos valores humanos: Fe, patriotismo, paz, amistad, heroísmo, justicia, vida, familia, etc. todos ellos están, desgraciadamente infravalorados. Si, como dice Cicerón, la historia es la maestra de la vida, aquellos hechos de nuestro pasado histórico nos han dejado la suprema lección que nos puede conducir a la regeneración espiritual de esos valores.
En estos días cobra especial actualidad en nuestra patria la lucha por la independencia; hay quienes quieren romper nuestra secular unidad nacional que se salvó, con honor simpar, hace ahora doscientos años. Dentro de nuestra propia nación, políticos mediocres y ambiciosos de una región, pretenden convencer a pequeños sectores sociales de la conveniencia de su separación de España. Ahora la enseñanza emotiva de aquellos heroicos conciudadanos nos compromete a defender, con contundencia, si no con armas, pero sí con nuestro ordenamiento jurídico, la integridad de nuestra patria. Ahí quedan testimonios de autores egregios: “Los pueblos que saben morir defendiendo su independencia, cumplen con el deber más sagrado de la ciudadanía” (Angel Aznar, Teniente General y Ministro de la Guerra. Avante 1910 página 3).
“Fortísimo crisol de amor a la patria fue la heroica Ciudad Rodrigo en la tristísima época que, después de un siglo, se conmemora” (Tomás Bretón en Avante 1910, página 24).
“Si alguien atenta contra la independencia española, de Norte a Sur y de Oriente a Occidente, cumpla su deber cada pueblo y cada guarnición de España, como lo cumplió Ciudad Rodrigo” (Miguel Primo de Rivera, Avante 1910, página 11).
El heroísmo es la virtud comúnmente mas destacada por cuantos expresan su testimonio personal en las conmemoraciones. Dos ejemplos: 1.- “Hoy sin odio de pueblos afortunadamente extinguido, debemos rendir tributo de admiración a quienes enaltecieron el nombre español conquistando, para la historia, lauros inmarcesibles y dejando a las generaciones sucesivas tan altos EJEMPLOS DE VIRTUDES CIVICAS” M. García Prieto. Ministro de Estado. (Avante 1910, página 3).
                                                                                       2.- “ ¡ Ciudad Rodrigo! En todo pecho español tiene un altar este nombre glorioso que es en la historia símbolo de lealtad, fortaleza, abnegación, y HEROISMO”. El Marqués del Turia (Avante 1910, página 10).
Otro valor que trasciende entre los testimonios aludidos, es la PAZ: Ese estado de quietud y tranquilidad individual o social, ausente lamentablemente hoy en grandes espacios de la humanidad y que es ideal para el progreso de las personas y de los pueblos. Así termina, como consigna, la letra del Himno a Ciudad Rodrigo: “En empresas de Paz y trabajo, te prometen tus hijos triunfar”.
Leo un nuevo testimonio debido a la pluma de Luis Román (Avante 1910) poeta premiado en los Juegos Florales de Salamanca. Es un precioso poema muy corto pero muy bello y de gran profundidad:

“Ayer en mi heredad, vieja granada
desenterró la reja
curva y punzante de mi tosco arado;
era al oscurecer y en la sedienta
llanura parda que el restrojo eriza
PAZ todo era.
Un hijo mío que me acompañaba
padre- me preguntó- será francesa?
Y penetrado de la paz solemne
que manaban los cielos y la tierra,
paz que en las almas enraiza amores
y que en las almas enraiza penas
le contesté: -Hijo mío, mira al cielo;
¡Para él no hay alma que extranjera sea!

En la sesión de la inauguración del 1º Congreso internacional de la Guerra de la Independencia (Ciudad Rodrigo 1984) se me encargó la presentación de los descendientes, allí presentes, de los protagonistas de aquella contienda: Herrasti, Massena, Wellington, Teniente Rei, Clauzel. Tras una pequeña glosa terminé con estas palabras: “ Para ellos nuestro agradecimiento y vinculados por la progresión que el peso del tiempo nos ha proporcionado, también nuestro orgullo. Que estas presencias, hogaño disfrutadas, de Ingleses, Franceses de Portugal y de España sirvan de acicate hacia la consecución de metas supranacionales, porque el amor se centuplica cuando este es compartido por más y más corazones y el corazón es tan ciego en su generosidad que no conoce lenguas, ni regímenes, ni fronteras.
Finalicé, con un brindis por la amistad, citando los versos del Poeta de los Sitios, Jesús Rasueros, salidos de lo profundo de su alma, como glosa de habernos dado Francia, para reina de nuestras fiestas (1965) a la hija de su Embajador en España.
“Hemos llegado al hoy sobre la gesta. Las cadenas de ayer florecen en guirnaldas de amistad y convivencia”

La paz, llamó a tu puerta,
son cien años –del drama- y medio siglo.
Parécenos un sueño y duele hablar de guerra
si el invasor de ayer hoy en amigo.
Si una rosa de Francia
-soberana de amor, hada de olvidos-
se sentara en el trono de Miróbriga,
a golpe de hermosura y optimismo…”

Podemos hoy confirmar el logrado fruto de esa amistad con nuestra vecina nación. En los últimos años su positiva colaboración para lucha contra esa lacra del terrorismo ha sido fiel en esa amistad. Por ello y por otros momentos de mutua coincidencia en política europea, en busca de la paz, hemos de expresar a nuestros vecinos el testimonio de nuestra gratitud.

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